El ambiente festivo que debería haber precedido a la final de la Copa Libertadores se vio empañado por la violencia cuando hinchas de Boca Juniors se vieron involucrados en disturbios en Copacabana, Río de Janeiro. En un enfrentamiento con aficionados locales, las calles de la famosa playa se convirtieron en el escenario de caos y tensiones. 

Las imágenes impactantes de los enfrentamientos circularon rápidamente en las redes sociales, mostrando a las autoridades luchando por contener la situación. En medio de la violencia, las fuerzas del orden arrestaron a varios hinchas de Boca Juniors, acusados de participar en los disturbios y crear un ambiente peligroso. 

Este episodio trae a la memoria los incidentes previos de violencia asociados con eventos deportivos, lo que plantea preguntas sobre la seguridad en grandes competiciones internacionales. Las autoridades brasileñas han expresado su preocupación por la seguridad pública y han prometido tomar medidas estrictas contra cualquier persona que participe en disturbios durante la final. 

La Conmebol expresó el jueves en un comunicado su “repudio” a los actos “de violencia y racismo” y afirmó que el fútbol debería inspirar “conductas de paz y armonía”.