Lo que debía ser un acto solemne de despedida al histórico líder opositor Raila Odinga terminó en una jornada de violencia y pánico en Nairobi (Kenia). Miles de ciudadanos se congregaron en el estadio Kasarani para rendir homenaje al político de 80 años, fallecido recientemente en la India, donde recibía tratamiento médico, pero el evento derivó en caos cuando la policía lanzó gases lacrimógenos y disparos al aire para dispersar a la multitud. Según los reportes preliminares, el uso de la fuerza por parte de los agentes provocó una estampida que dejó varios heridos, mientras los familiares del ex primer ministro, incluida su esposa Ida Odinga y su hijo Raila Jr., observaban con angustia la situación desde el palco principal. Odinga, considerado símbolo de la oposición democrática y figura central en la historia política de Kenia durante más de cuatro décadas, fue candidato presidencial en cinco ocasiones y un defensor incansable de las reformas constitucionales y la justicia social. Su muerte deja un profundo vacío político y emocional en un país aún dividido por tensiones étnicas y desacuerdos sobre el rumbo democrático. Las autoridades kenianas no han emitido un balance oficial de heridos ni explicaciones sobre el uso de la fuerza policial durante el acto. Organismos internacionales y figuras políticas africanas han expresado su preocupación por la represión y su solidaridad con el pueblo keniano en un momento de dolor nacional.