Una explosión de coche bomba ocurrida la tarde del martes 15 de octubre frente al centro comercial Mall del Sur, en Guayaquil, dejó al menos ocho personas heridas y graves daños materiales, en un nuevo episodio de la ola de violencia que sacude a Ecuador. De acuerdo con las autoridades, el vehículo cargado con explosivos fue detonado en el área de estacionamiento del establecimiento, uno de los más concurridos de la ciudad portuaria. El estruendo, que se escuchó a varios kilómetros de distancia, provocó el colapso de vidrios y fachadas de locales comerciales, generando pánico entre los ciudadanos y un fuerte despliegue de la Policía Nacional y el Cuerpo de Bomberos de Guayaquil. El presidente Daniel Noboa condenó el atentado y lo calificó como “un acto terrorista que busca sembrar miedo en la población”, ordenando el refuerzo de los controles militares en las provincias de Guayas, Esmeraldas y Manabí, donde se concentra la mayor presencia de organizaciones criminales vinculadas al narcotráfico. Según el Ministerio del Interior, las primeras hipótesis apuntan a que el ataque fue perpetrado por grupos delictivos asociados a redes del narcotráfico internacional, en respuesta a los operativos militares y policiales intensificados desde que el gobierno declaró al país en “conflicto armado interno” a comienzos de 2024. El atentado, uno de los más graves registrados en lo que va del año, reaviva el debate sobre la capacidad del Estado ecuatoriano para contener la expansión del crimen organizado y garantizar la seguridad en las principales ciudades del país.